lunes, 18 de mayo de 2009

¡¡¡Somos unos privilegiados!!!


Vivir lo inesperado

Del 8 al 10 de mayo de 2009 un grupo de 13 jóvenes de Icod y de La Palma, acompañados por tres sacerdotes de nuestra diócesis tuvimos la dicha de participar en la Peregrinación de la confianza que la fraternidad de Taizé organizó en la diócesis de Sevilla.

Fue una experiencia que nos llenó de mucha alegría. “Somos unos privilegiados” –comentó una de las jóvenes que participaron en dicho encuentro. Y lo corroboro, unos privilegiados, porque en ella pudimos reforzar los vínculos de amistad en Jesús.

Ya desde que nos embarcamos en esa aventura, allá por noviembre del año pasado, cuando salió a la luz que se iba a celebrar dicho encuentro, nos pusimos a marcar los corazones de los jóvenes de nuestra diócesis, dispuestos a emprender una acción con ellos para el robustecimiento de le fe en Cristo. La delegación de pastoral con jóvenes vio fuertemente positivo poder vivir con nuestros hermanos andaluces y de toda España este acontecimiento.

Los momentos de oración marcados por el ritmo de la música de Taizé, los encuentros en los diferentes talleres, la celebración de la Eucaristía, la convivencia y los momentos de diversión han sido espectaculares para los que pudimos asistir. Cerca de 2000 jóvenes nos reunimos ese fin de semana en esa tierra del sur de España. “Vivir lo inesperado” fue el lema escogido por los organizadores del evento. ¡Qué bien elegido! Fue un cenáculo donde nos encontramos con el Señor. Vivir lo inesperado fue y es lo que allí sucedió. Aunque uno se prepare y se vaya adecuando a lo que va a suceder, siempre hay una chispa de novedad divina que envuelve nuestros corazones con su Amor incondicional. Es rico y alentador ver como animadores de jóvenes de nuestra diócesis apuestan por los jóvenes y desde esta experiencia los grupos se van consolidando.

Que el Señor siga premiando con su Presencia esperanzadora nuestra Diócesis y vaya despertando en los corazones de nuestros agentes de pastoral la inquietante labor de seguir alentando y acompañando a tantos jóvenes buscadores de la Verdad en los rincones más inesperados de nuestra tierra canaria. ¡Qué no decaiga el ánimo! Que sepamos contagiar con nuestro testimonio al que hace nuevas todas las cosas todos los días de nuestra vida.

A ti te lo digo lector de estas páginas… el mejor regalo que podemos hacer a los jóvenes que conocemos es seguir sus huellas estando – y digo bien- estando cerca de ellos. Que esta experiencia viviendo lo inesperado aliente y llene de esperanza los corazones de los que tratamos de caminar en las huellas de Cristo.